Los dolores y gozos de San José constituyen una práctica devocional siguiendo una antigua tradición que recuerda sus principales dolores y gozos que experimentó en su vida. La Iglesia le dedica los siete Domingos anteriores a su onomástica (19 de Marzo) aunque nuestra cofradía los medita y reza de manera sintetizada dicho día en su festividad.
Primer Domingo
Dolor: Cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.
"Estando
desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que
había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo" (Mt 1,18)
Alegría: Cuando el Arcángel, le reveló el sublime misterio de la Encarnación.
"El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de
David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es
del Espíritu Santo" (Mt 1, 20)
Segundo Domingo
Dolor: Al ver nacer al niño Jesús en la pobreza.
"Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron" (Jn 1,11).
Alegría: Al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.
"Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre" (Lc 2,16).
Tercer Domingo
Dolor: Cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.
"Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron
por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera
concebido en el seno materno" (Lc 2,21)
Alegría: Dada con el nombre de Jesús.
"Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21)
Cuarto Domingo
Dolor: Predicción de Simeón de los sufrimientos de Jesús y de María.
"Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido
puesto... como signo de contradicción... para que se descubran los
pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 34-35)
Alegría: Predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.
"Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones" (Lc 2, 30-31)
Quinto Domingo
Dolor: En su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipto.
"El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate,
toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo
te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo" (Mt 2,13)
Alegría: Al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto.
"Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: «De Egipto llamé a mi hijo» (Mt 2,15)
Sexto Domingo
Dolor: A regresar a Nazaret por el miedo a Herodes Arquelao.
"El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de
Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre
Herodes, temió ir allá" (Mt 2, 21-22)
Alegría: Al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el ángel.
"Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno" (Mt 2,23)
Séptimo Domingo
Dolor: Cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.
"Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca" (Lc 2, 44-45)
Alegría: Al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.
"Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas" (Lc 2,46)
Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado:
sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.
Antes que hubieseis nacido,
ya fuisteis santificado,
y ab eterno destinado
para ser favorecido:
nacisteis de esclarecido
linaje y sangre real.
Sed, José...
Vuestra vida fue tan pura
que en todo sois sin segundo:
después de María, el mundo
no vio más santa criatura;
y así fue vuestra ventura
entre todos sin igual.
Sed, José...
Vuestra santidad declara
aquel caso soberano,
cuando en vuestra santa mano
floreció la seca vara;
y porque nadie dudara,
hizo el cielo esta señal.
Sed, José...
A vista de este portento,
todo el mundo os respetaba,
y parabienes os daba
con alegría y contento;
publicando el casamiento
con la Reina celestial.
Sed, José…
Con júbilo recibisteis
a María por esposa,
Virgen pura, santa, hermosa,
con la cual feliz vivisteis,
y por ella conseguisteis
dones y luz celestial.
Sed, José..
Oficio de carpintero
ejercitasteis en vida,
para ganar la comida
a Jesús, Dios verdadero,
y a vuestra Esposa, lucero,
compañera virginal.
Sed, José...
Vos y Dios con tierno amor
daba el uno al otro vida,
Vos a El con la comida,
y El a Vos con su sabor:
Vos le disteis el sudor,
y Él os dio vida inmortal.
Sed, José...
Vos fuisteis la concha fina,
en donde con entereza
se conservo la pureza
de aquella Perla divina,
vuestra Esposa y Madre digna,
la que nos sacó de mal.
Sed, José…
Cuando la visteis en Cinta,
fue grande vuestra tristeza; sin condenar su pureza,
tratabais vuestra jornada;
estorbóla la embajada
de aquel Nuncio celestial.
Sed, José…
No tengáis ¡oh
José! espanto,
el Paraninfo decía:
lo que ha nacido en María,
es del Espíritu Santo:
vuestro consuelo fue tanto,
cual pedía caso tal.
Sed, José...
Vos sois el hombre primero
que visteis a Dios nacido;
en vuestros brazos dormido tuvisteis aquel Lucero,
siendo vos el tesorero
de aquel inmenso caudal.
Sed, José...
Por treinta años nos
guardasteis
aquel Tesoro infinito
en Judea, y en Egipto
a donde lo retirasteis;
entero nos conservasteis
aquel rico mineral.
Sed, José...
Cuidado, cuando perdido,
os causó y gran sentimiento
que se os volvió en contento
del cielo restituido;
de quien siempre obedecido
sois con amor filial.
Sed, José...
A vuestra muerte dichosa,
estuvo siempre con Vos
el mismo humanado Dios,
con María vuestra Esposa:
y para ser muy gloriosa,
vino un coro angelical.
Sed, José…
Con Cristo resucitasteis
en cuerpo y alma glorioso,
y a los cielos victorioso
vuestro Rey acompañasteis,
a su derecha os sentasteis
haciendo coro especial.
Sed, José…
Allá estáis como
abogado
de todos los pecadores,
alcanzando mil favores
al que os llama atribulado:
ninguno desconsolado
salió de este tribunal
Sed, José…
Los avisos que leemos
de Teresa nuestra madre,
por abogado y por padre
nos exhorta que os tomemos:
el alma y cuerpo sabemos
que libráis de todo mal
Sed, José…
Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado,
sed, José, nuestro abogado en esta vida mortal.