martes, 14 de septiembre de 2010

Revelación privada de la Pasión a Catalina Rivas


Con motivo de la festividad de los Dolores Gloriosos de Nuestra Santísima Virgen, meditemos el siguiente fragmento:

"Así hijitos, la pena de mi corazón fue una contínua espada que traspasó de parte a parte mi alma, mi vida. Yo la sentí mientras Jesús no; Me consoló con su Resurrecciónm cuando mi inmenos gozo cicatrizó de golpe todas las heridas que sangraba dentro de mí. !Hijo mío! Iba yo repitiendo. ¿Por qué tanta desolación? Tu Madre está junto a ti. ¿No te basta ni siquiera mi amor? ¿Cuántas veces te consolé en tus aflicciones? Y ahora ¿Por qué ni siquiera, tu Madre, puede darte algún alivio? ... Oh, Padre de mi Jesús, no quiero otra cosa que lo que Tú quieres. Tú lo sabes. Pero mira si tanta aflicción puede tener alivio: Te lo pide la Madre de tu Hijo.

Y ya en el calvario clamé: !Dios mío, haz volver a aquellos ojos que adoro, la luz que en ellos imprimiste desde el día en que me le diste! !Padre Divino, mira que horror aquel rostro santo! ¿No puedes enjugar al menos tan copiosa sangre? !Oh PAdre de mi Hijo! !Oh Esposo amor mío! !A qué se ha reducido aquel a quien amas! Es su Madre la que te pide un alivio a tanta tristeza. Después de poco, yo me quedaré sin Él, así se cumplirá enteramente mi voto cuando lo ofrecía de corazón en el templo. Sí, me quedaré sola, pero aligera su dolor sin atender al mío."

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